La palabra alopecia implica una disminución de la densidad o cantidad de pelo o directamente su ausencia, en cualquier zona del cuerpo. La caída de pelo no se considera alopecia si no altera la cantidad total de pelo. Cuando hablamos de diferentes tipos de alopecia es importante tener en cuenta que es frecuente que se asocien varias causas.
Las alopecias se dividen en primarias o secundarias según qué cause la alopecia.
Alopecia secundaria: Causa externa al paciente; como un accidente. No suelen ser estudiadas pero se pueden tratar para mejorar su evolución e incluso realizar trasplantes capilares o cirugías reparadoras.
Alopecia primaria: El propio cuerpo afecta al pelo. Son las que debemos estudiar en profundidad para valorar tratamientos efectivos. Entre ellas tenemos dos tipos, que es básico diferenciar para adaptar el tratamiento.
Alopecia en la que no se destruye la raíz del pelo, dejando posibilidad a que el pelo recrezca. Son las más frecuentes. En principio si con los tratamientos se consigue controlar la causa de la alopecia, está se revertirá apareciendo crecimiento capilar. Es importante el tratamiento precoz de las alopecias no cicatriciales pues el pelo, si lleva mucho tiempo sin crecer, no va a tener la misma capacidad de crecimiento que en momentos iniciales.
Alopecia también conocida como permanente, pues la raíz del pelo se daña de forma agresiva y es sustituida por una cicatriz con lo cual el pelo ya no podrá volver a crecer. Son menos frecuentes que las no cicatriciales, pero más complejas, pues una vez avanzan la única forma de reponer pelo es mediante un trasplante capilar. Los dermatólogos las denominamos las urgencias tricológicas ya que es básico controlarlas en estadíos precoces para evitar su evolución.
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