
Los antiandrógenos son los medicamentos que usamos en el ámbito de la tricología para tratar aquellos casos de alopecia androgenética que lo requieren. Son fármacos que han demostrado elevada eficacia, sin embargo, se habla mucho de posibles riesgos que ocasionan, lo que les da mala fama y hace que algunos pacientes sean reacios a su consumo. Os he preparado este artículo con las dudas más frecuentes y la evidencia científica de la que disponemos para contestarlas. Os dejo además las referencias a los artículos científicos por si os interesa leer más.
¿Qué es un antiandrógeno?
Como su nombre nos dice: un fármaco que contraresta el efecto de los andrógenos, también conocidos como hormona masculina. Los andrógenos se denominan hormona masculina pues son los que predominan en varones pero las mujeres también tienen sus andrógenos (al igual que los hombres también tienen hormonas femeninas). Existen muchos andrógenos en el cuerpo y para que tengan efecto, deben unirse a unos receptores específicos que encontramos en las diferentes partes del cuerpo. Los folículos pilosos contienen muchos receptores de andrógenos y por eso esta es una importante diana terapéutica. La hormona más específica del folículo piloso es la dihidrotestosterona. Los antiandrógenos van a tener 3 formas de actuar:
1. Disminuir la producción de andrógenos. (Anticonceptivos específicos, bicalutamida, androcur, espironolactona)
2. Bloquear el receptor de andrógenos para que no reciba tantas señales (Bicalutamida, androcur, espironolactona)
3. Disminuir la formación de la dihidrotestosterona. (dutasteride y finasteride)
¿En qué patologías se usan?
Los antiandrógenos se usan en cualquier patología en la cual el efecto de estas hormonas esté siendo excesivo. Las más frecuentes son la hiperplasia de próstata, el acné en mujeres, la alopecia, el hirsutismo y el síndrome de ovarios poliquísticos. Como veis, es más frecuente que los andrógenos supongan un problema en mujeres que en hombres.
Dicen que pueden disminuir la libido u otros problemas sexuales. ¿Eso es cierto?
Los fármacos finasteride y dutasteride, que es a los que se les da tan mala fama, se usaron primero para patologías de la próstata en varones mayores. Estos pacientes, no solo tenían alteraciones de la micción sino problemas caridovasculares, ambas situaciones pudiendo ocasionar alteraciones en la esfera sexual. Los estudios en dichos pacientes mostraban un leve aumento de efectos adversos a nivel sexual comparado con otros pacientes de la misma edad. En cuanto a su uso en alopecia, la dosis es menor y los pacientes en general son más jóvenes y sanos con lo cual esta disminución en la líbido u otros problemas son casi despreciables, apareciendo en un porcentaje mínimo. Aun así hay pacientes que si nos comentan estas alteraciones, en ellos modificamos la medicación o bien la vía de administración (por ejemplo pasamos a mesoterapia), haciendo que desaparezcan las alteraciones. En mujeres las alteraciones en la esfera sexual están escasamente descritas.
¿Son compatibles los antiandrógenos con el embarazo?
La primera norma y de mayor importancia es que en mujeres en edad fértil los antiandrógenos están completamente contraindicados si se va a buscar embarazo. Son fármacos que mientras se toman pueden ocasionar alteraciones en el feto en formación. Los anticonceptivos, androcur y espironolactona deben ser suspendidos en el momento de decidir buscar descendencia. La bicalutamida y finasteride se recomienda que se suspendan dos meses antes y el dutasteride 6 meses antes. Estos últimos se almacenan parcialmente en el cuerpo y por eso hay que dar un tiempo de lavado. Si se cumplen estas directrices no hay problema ya que no se han descrito casos de alteraciones en nacimientos de pacientes que hubieran tomado estos fármacos previamente. En cuanto a los varones, se considera que se pueden tomar sin problema para la pareja, excepto el dutasteride que parece que puede liberarse algo en semen por lo que en ocasiones se recomienda no darlo durante el embarazo.
¿Los antiandrógenos me van a dañar el hígado o el riñón?
Como son fármacos que no curan las enfermedades sino que las controlan, son usados durante largos periodos de tiempo. Por eso no es de extrañar que a los pacientes os preocupe que al final sea peor el remedio y os encontréis con patología en otro órgano. SI un antiandrógeno es pautado por un médico se observa un número mínimo de alteraciones en otros órganos. Los que más papeletas tendrían serían los anticonceptivos, espironolactona o bicalutamida, pero con un correcto control analítico no hay problema (de hecho no hay descrito ningún caso en la literatura científica con este problema).
¿Los antiandrógenos aumentan el riesgo de cáncer?
Los estudios realizados a corto y largo plazo no muestran un aumento del riesgo de presentación de tumores en pacientes que toman estas medicaciones a corto o largo plazo. Aun así, en pacientes mujeres que ya han padecido un cáncer de mama no se recomienda cualquier antiandrógeno, ya que el único que ha mostrado seguridad sería la espironolactona. En pacientes con neoplasias, siempre antes de comenzar cualquier tratamiento para una alopecia, sea con antiandrógenos o con otras medicaciones se recomienda valoración del posible plan terapéutico por el oncólogo.
¿Qué efecto pueden tener los antiandrógenos sobre la próstata?
Sabiendo que el fármaco también influye sobre la próstata te puedes preguntar entonces ¿Qué efecto tendrá sobre ella? Básicamente va a disminuir su tamaño que es algo bueno ya que lo que tiene lugar con la edad es que crezca y esto ocasiona alteraciones. Aunque se habla sobre un posible aumento del riesgo de aparición de cáncer de próstata esto no solo no está demostrado, sino que incluso puede pasar todo lo contrario, que disminuye la probabilidad de aparición de cáncer de próstata de bajo grado. Tampoco se ha demostrado la presencia de aumento de riesgo de cáncer de mama.